Realizado por:
Laura Puerto
Sebastián Fernández
Cecilia Álvarez
El padre Alonso Ojeda nació en Monguí el 23 de diciembre de 1927. Para muchos fue una persona de carácter fuerte y para otros una persona humilde, sencilla y de un gran corazón, entregando siempre sabiduría a su comunidad. Era alto, delgado, de ojos pequeños y cabello negro, fue sacerdote durante más de veinte años, en los cuales le entregó al pueblo de Monguí grandes obras como el camino hacia la cascada, su capilla y un puente que reemplazara al Calicanto para evitar que se destruyera; terminó el arreglo del jardín del cementerio, trajo ingenieros para realizar estudios y el ancianato para que sirviera de techo y recibiera alimento el anciano hacia el final de su camino.
Proveniente de la familia Ojeda de Monguí- Su hermana Teresa lo recuerda como una persona muy bondadosa que siempre enseñó la “radiestesia” con lo cual él quería que la gente aprendiera a utilizar el sexto sentido, como él le decía, lo cual consiste en detectar pequeñas variaciones del campo electromagnético con un péndulo para poder detectar corrientes de agua subterráneas minerales como el carbón.
Siempre educado, con gran fe hacia Dios desde pequeño, fue impulsado por su tío, el también sacerdote Soto, a seguir el camino de Dios.
Terminó sus estudios en la escuela de capuchinos, siguió sus estudios en el seminario; faltando tres días para ser ordenado, tuvo una discusión con el Rector y no lo dejaron ordenar en el momento. Tiempo después, se fundó la diócesis en Duitama. El obispo Flores no le permitió retirarse del seminario y lo ordena el día quince de diciembre en el municipio de Monguí, en el cual se celebra la fiesta de la Virgen de Nuestra Señora de Monguí, además de ser el primer sacerdote ordenado en el municipio.
El padre Ojeda fue una gran persona, humilde y trabajadora, que siempre veló por el bienestar de los demás. Ésta es una pequeña parte de su historia, que llega al final de su camino el tres de diciembre de 2001.
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